Roglič encabezó un reparto diverso en la Vuelta
La Vuelta a España es la piedra angular en la que Primož Roglič ha cimentado sus mejores cualidades como líder y su personalidad es más real. En esta última grande del año el esloveno ha sido capaz de convivir con los medios sin sentir la presión del Tour de Francia y puede disfrutar más de la carrera. En las últimas tres temporadas el esloveno no se dejó arrebatar la corona roja y espera que en las dos tras dos grandes pueda replicar la exuberancia y el mismo modo “killer” sin tener una falla. En esta 76° edición fueron dos las ocasiones en las que pudo haberse jugado el título: la primera sin consecuencia luego de una caída en la etapa 10 al ataque en solitario y la segunda al seguir un ataque de lejos de Egan Bernal. Sin embargo, la suerte acompañó la bravura de Primož y, a pesar de que tuvo una segunda caída en una montonera, tampoco hubo daños que pudieran disminuirlo físicamente.
Todos con un único propósito: el tercer título de Primož Roglič. Foto © Unipublic / Photogomez Sport
Quizás como en ninguno de sus otros triunfos, Roglič terminó más fuerte que nunca, con la capacidad de responder a cualquier ataque que le pareciera peligroso. El líder del Jumbo Visma siempre corrió pensando que tenía que llegar con su mejor forma a la tercera semana, más allá de las victorias de etapa, bonificaciones y cortes sobre sus rivales. La victoria en la crono de cierre no era de sorprenderse, pero sí la manera en que la hizo, superando en el mismo cierre a Enric Mas. Correcto debajo de la bici, Primoz es aplastante sobre ella.
El equipo neerlandés tuvo sus momentos inconsistentes, pero sinceramente con un líder tan sólido es difícil notarles alguna deficiencia. Sepp Kuss seguramente tendrá otras grandes donde lucirse con todo su potencial, pero estar al lado Primoz en la alta montaña lo impulsó a un top 10 que aún no tenía en sus 3 anteriores participaciones. La ubicación constante del equipo en el pelotón le dio al Jumbo Visma garantía para evitar perder corredores en tres semanas. Nadie esta exento a una caída, pero por lo menos la suerte los acompañó para que no tuvieran consecuencias a largo plazo.
Diverso y multigeneracional podio. Foto © Unipublic / Photogomez Sport
Aún cuando sorprendieron con un cajón de podio en el Giro con Damiano Caruso, el Bahrain Victorious venía dispuesto a acomodar su nómina alrededor de Mikel Landa por segunda ocasión. La carrera para el corredor español de desdibujó temprano al perdee tiempo paulatinamente y sin encontrar fuerzas. Y tal y como sucedió en Italia, el equipo fue capaz de acomodar su talento para reconfigurar sus objetivos en plena carrera. En búsqueda de victoria de etapa (que consiguieron con Caruso), Jack Haig y Gino Mäder compartieron la carga de clasificación general. Para la tercera semana se dieron cuenta que tenían todavía la capacidad de seguir ascendiendo en la tabla con todo y la dura montaña de Asturias. El resto de la escuadra estuvo a la altura con un trabajo excepcional. Una nómina con 7 nacionales distintas (Arashiro, Caruso, Padun, Poels y Tratnik), pero con una gran dirección de Gorazd Stangel y Neil Stephens. El que se hayan llevado un 3° puesto y una camiseta blanca respectivamente el australiano y el suizo, promete que la escuadra está lista para librar la batalla muy pronto en el Tour.
Si bien el Ineos Grenadiers careció de una victoria de etapa puede salir de la Vuelta con la satisfacción de intentar reventar la carrera en varias oportunidades y dejar que Adam Yates pudiera mojarse los pies con el uniforme de su nuevo equipo en la última grande del año. Egan Bernal, quien fue franco en admitir que su forma no estaba para disputar, por fin encontró un espacio para explorar algunas sensaciones sin tener la presión y salió muy nutrido de nuevas experiencias y aprendizajes. Para ser su primera Vuelta estar en el top 10 junto a Yates seguramente les deja una sólida base de convivencia compartiendo responsabilidades.
Fabio Jakobsen debe haber pasado un calvario en la tercera semana, donde lo más importante era la supervivencia sin tener una sola oportunidad de otro protagonismo. El Deceunick Quick Step llegó a la Vuelta con el ánimo de recuperar a Fabio en toda la extensión de la palabra, mientras que el neerlandés seguramente exorcizó las dudas y miedos de volver a estar en el lote de una grande. Con 3 victorias individuales --y una más con su lanzador Florian Sénéchal--, Fabio confió en su equipo y su fortaleza física para terminar siempre en el límite de tiempo en una última semana con más de 20 mil metros de desnivel positivo. Se sumó así la segunda camiseta verde para a escuadra belga en las grandes del año.
El DSM llegó a la Vuelta con solo 2 victorias World Tour en el año, pero se encontró con tres muy valiosas en la última grande. Y fue Michael Storer el que abrió la cuenta con dos triunfos que llegaron de la mano de la escapada, una fórmula que la escuadra puso continuamente en la mesa. Luego de haber estado cerca de estrenar su nuevo uniforme en el giro con un 2° lugar de etapa, el francés Romain Bardet encontró un lucido triunfo en la etapa 14 de la ronda ibérica también gracias a su contundencia desde una fuga. El equipo se lleva también la clasificación de la montaña y Storer inscribe su nombre como el primer australiano en hacerlo en la Vuelta.
No es tan fácil tener éxito en el calendario, mucho menos en las grandes, para un equipo que recién estrena la licencia world tour. El Intermarché Wanty Gobert ya había ganado etapa en el Giro, pero lo que hizo en la Vuelta no lo esperaba nadie. Victoria de etapa acompañada por 9 días de rojo con dos corredores distintos Rein Taraamäe y Odd Christian Eiking le dan al equipo una tremenda visualización, pero sobre todo con puntos UCI. Infortunadamente Louis Meintjes, quien buscó terminar top 10, salió por caída, lo que hubiera redondeado la actuación del equipo. Este impulso le da a la escuadra oxígeno y abre sus horizontes.
Con exhibiciones como la de Magnus Cort Nielsen (EFN) uno queda más prendido del ciclismo que antes. Una figura como la suya se dan pocas en generaciones, pero lo mejor fue que supo aprovechar su forma, y que el equipo le dio libertad y apoyo para conseguir 3 victorias de un variado repertorio. Subir al podio como el más combativo estaba garantizado tras semejante proeza.
Hay que felicitar a los 142 que pudieron terminar, entre ellos Diego Camargo (EFN) y Jefferson Cepeda (CJR). El colombiano del Education Nippo finalizó una de las carreras más difíciles del años con solo 21 días previos de competencia en la temporada. Hizo una crono bastante buena para cerrar y deja al equipo gratamente satisfecho con su disposición incluso para estar en un par de fugas. Por su parte, el ecuatoriano del Caja Rural Seguros RGA tuvo protagonismo temprano en la carrera para estar en el top 25 en la primera semana. Jefferson sufrió un poco más en la tercera, pero terminó como el mejor en la general individual final del equipo.
La velocidad con la que se corrió esta Vuelta a España estuvo marcada por la ambición de muchos por las escapadas (media de la carrera 41 km/hr) y por consecuencia la fatiga equilibró quizás más la batalla, sobre todo en la alta montaña. Ningún recorrido es perfecto, pero la Vuelta ofreció terreno suficiente para crear días espléndidos, quizás el mejor de todos en la etapa 20.
Esta Vuelta estaba siendo una de las mejores coordinadas del Movistar Team a pesar de la baja de corredores tan temprano como la primera semana. Tan bien estaba gestionando el equipo que ocupaban cajones de podio y se habían acreditado su única victoria de etapa en las grandes del año, justo la reina con Miguel Ángel López. Ojalá se pudiera uno poner en los zapatos de los corredores para saber exactamente sus sensaciones, su conflictos y dolores. Pero no podemos más que imaginarlo. También es angustiante ver que una decisión en el calor de la frustración deje a un corredor sin terminar la carrera a menos de 2% del los 3,417 kms. Desde que la escuadra dejó abierta la puerta a su intimidad con las series de los últimos dos años, sembró en muchos la posibilidad de especular lo que pasa ahí dentro.
Esta reflexión no pretende lapidar tajantemente a ninguna de las dos partes, que ya han recibido bastante en medios y redes sociales. Pero sí es un antecedente lo suficientemente influyente como para que no se vuelva a repetir y buscar que en el presupuesto se incluyan sicólogos deportivos que puedan mediar crisis como esta. El cuerpo esta en el filo de la navaja, pero la mente más.
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