Botín cargado de alegría

Como a muchos aficionados el ciclismo no solo nos atrae por las gestas sobrehumanas que realizan estos deportistas en una herramienta que soporta su peso en poco más de 6.8 kilogramos. El ciclismo también nos gusta porque es un deporte de equipo, el de un sacrifico extremo por el bien del grupo, aunque solo uno a la vez pueda tener recompensa.

Pero la etapa 18 nos ofreció una de esas raras ocasiones donde la alegría es compartida por dos al mismo tiempo. Es un escenario poco probable que dos corredores de una misma escuadra puedan sacar dividendos personales en una sola etapa. Normalmente uno de los dos termina haciendo el sacrificio para gasta al rival, poner rito o colocarse como lastre a la rueda de quien amenza el éxito de la escuadra.

Trabajo de equipo 101. Foto ©A:S:O:/ P. Ballet

En esta ocasión Michal Kwiatkowski y Richard Carapaz pudieron tener las condiciones para llegar en pareja, luego de un día donde hubo que deshacerse de la fuga por medio de la constante acumulada de los metros de desnivel, aprovechar los puntos de los premios de la montaña y quedarse aislados en solitario a unos 35 kilómetros de la meta. El resultado colocó al ciclista ecuatoriano como el nuevo lider de montaña del Tour de Francia, una etiqueta que mejor no le puede quedar al escalador del Carchi. Luego de dos días intentando una victoria de etapa, esta tercera salida en la escapada del día parecía combinar la fórmula perfecta para el campeón del Giro de Italia. Pero el Ineos-Grenadiers mandó junto con Richard a otros 3 corredores y finalmente quien sobrevivió fue Kwiatkowski, campeón mundial de ruta 2014.

Kwiato está corriendo en su séptimo Tour, pero aun no se había estrenado como ganador de etapa ya que su papel fue acompañar a otros campeones en esta justa de 3 semanas, aunque ha brillado con títulos en Tirreno Adriático y Tour de su natal Polonia en 2018, además de haber ganado uno de los 5 monumentos, Milano Sanremo en 2017. Pero un corred de su calidad no podía quedarse sin la oportunidad de poner su nombre en la historia de la ronda gala.

Cuando se supieron ganadores en el cierre de la etapa en Le Roche sur Furon, los corredores pudieron gozar más que nunca del momento, se cruzaban mensajes, miradas. No necesitó llevar la instrucción desde un auto. Los corredores saben evaluar a quién corresponde cada cosa. Saboreando cada pedalada llegaron ambos al último kilómetro bajo los aplausos de un emocionado público que nunca había visto llegar al Tour a su ciudad.

Alegría compartida en la meta. Foto ©Pressesports/Franck Faugère

Aunque el momento se vio opacado momentáneamente por la intrusión de mal aficionado que saltó las vallas, Kwiato y Richard llegaron literalmente a la par, con la mínima diferencia para darle al veterano el honor de la victoria. Esta es una premisa en el ciclismo, el código de honor. Quizá no todos lo entienden, pero les aseguro que para ellos hoy fue el día más redondo de sus vidas dadas las circunstancias ante la crisis que sufrió el equipo con la salida de Egan Bernal.

Richard Carapaz (INS) fue premiado como el mejor escalador. Foto ©A:S:O:/ P. Ballet

Quien tuvo más susto en la etapa fue Richie Porte (TFS), pues un pinchazo en la zona de grava lo retrasó y lo puso a perseguir, como si las fuerzas abundaran, pero con la desesperación de guardar su puesto en la general, cosa que al final pudo conseguir. Algunos sufrieron tras la subida empinada del premio de categoría especial, Montée du plateau des Gileres. Adam Yates (MTS) y Rigoberto Urán cedieron posiciones

“Rigo tuvo un momento difícil en la última subida y Dani tuvo una actuación verdaderamente excepcional para traerlo de vuelta al grupo de Adam Yates. Reflexionando sobre cómo ha podido regresar Rigo de lo del año pasado (caída en Vuelta a España), es realmente genial ver dónde está ahora y qué tan bien lo está haciendo ", Charlie Wegelius, director deportivo del Education First.

Aunque al final se quedó solo, Miguel Ángel López (AST) supo estar cerca siempre de los movimientos del día, uno provocado por Tadej Pogačar (UAE) en el segmento de terracería, y uno más de Primoz Roglič (TJV) también en ese segmento, además de estar bien colocado dentro del grupo en la bajada.

“Fue un día duro, pero estoy feliz de pasarlo sin problemas y terminar ahí con los mejores”, dijo el tercer puesto del podio. “Una vez más, el equipo hizo un gran trabajo por mí y pude ahorrar algo de energía para la última subida más difícil. El ritmo de nuestro grupo en la última subida fue realmente alto, por lo que no fue posible intentar algo. El tramo de grava era un poco peligroso, pero logré pasarlo bien. Estoy feliz de mantener mi puesto en la clasificación general y no perder tiempo con los demás. Bueno, una etapa menos y estamos más cerca de París. El sábado tendremos una dura contrarreloj individual y, por supuesto, intentaré mostrar mi máximo allí. Cada contrarreloj es diferente y una contrarreloj en la vigésima etapa del Tour de Francia difiere mucho de cualquier otra carrera.”

Nairo Quintana (ARK) volvió a pasar otro día complicado. “Los médicos también se mueren, dice el cuento”, bromeó Nairo después de una jornada dónde perdió 28:51”. Cuando le preguntaron si se bajaría del Tours, inmediatamente contestó que “no, no, no. Ni lo he pensado. Hay momentos difíciles para mí y para otros líderes. Hay que aceptarlo y seguir rodando para llegar a París”.

Etapa 19 ¿Fuga o sprint?

Las fugas han sido muy productivas en el Tour y todo dependerá de la reserva que le haya quedado a los sprinters y a sus equipos para buscar una etapa en embalaje en Champagnole. Aunque no es una etapa necesariamente plana (2,200 metros de desnivel) los equipos con posibilidades para sus hombres rápidos deberán hacer el control y selección de la fuga para poder sumar puntos en el sprint intermedio que está en Mourmans a 49 kilómetros de la meta.

Etapa 19 © A.S.O.

En los ultimos 5 kilómetros hay un descenso que termina a los 3,800 metros de meta e inmediatamente hay que dar un giro a la derecha, una larga recta llevará al lote a curva en forma de “s” y luego un giro forzado a la derecha a 1,200 metros. A partir del ingreso a la Avenida Jean Jaurès empieza un falso llano y una curva suave a izquierda para ingresar a la calle Léon Blum, donde esta la recta final de 350 metros.